sábado, 22 de enero de 2011

Solamente tú




Hay canciones que tienen un "pellizco" especial, que te encogen el corazón por los recuerdos que te traen a la memoria, porque evocan futuros prometedores o porque narran tu presente convirtiéndose en su banda sonora. Para mí, ésta es una de esas canciones. Cada vez que la escucho, recuerdo lo infinitamente feliz que me siento cada día a tu lado y revivo mi amor hacia ti desde sus inicios, sin poder imaginar un mañana en el que no estés. Solamente tú, sólo tú eres capaz de regalarme una sonrisa que me haga soñar cada mañana. Tú y tú y tú y solamente tú eres mi vida. Porque sólo una caricia tuya hace que me pierda en un mar de sentimientos, me entregue a ti y se ilumine mi alma. Tú y tú y tú y solamente tú eres mi principio y mi fin. Eres mi paz, mi alma, mi locura...

Te quiero, amor.

domingo, 2 de enero de 2011

2011

FOTO: ROLDÁN SERRANO
Hay días y días, en unos piensas que todo lo que te traes entremanos va a ir bien y otros, en los que va a ir mal. De una u otra cosa depende nuestro estado de ánimo, nuestras esperanzas y nuestras energías para seguir en esa empresa. Y entras en una espiral en la que ya no sabes si tu estado de ánimo es fruto de esa intuición diaria o viceversa.
Cuando comienza un nuevo año se nos presenta la oportunidad ideal para soñar y, mientras intentamos no atragantarnos con las 12 uvas, nos imaginamos un año perfecto en el que todo sale a las mil maravillas. Pero la magia de las campanadas apenas dura 12 segundos y tras la embriaguez de optimismo llega la resaca de la realidad y de las dudas, que nos hacen aterrizar de un plumazo. Tras revolcarnos en las miserias que llevamos dentro durante algún tiempo, resurgimos como el Ave Fénix de nuestras propias cenizas y miramos al futuro. No podemos mantenernos mucho en esa actitud, al menos yo no. No es sano.
Hay otros días, como el 31 de diciembre de cada año, en los que llenos de energías y positivismo nos sentimos capaces de todo, dueños de nuestro destino y capaces de cambiar el futuro con sólo pensarlo. Esos días son maravillosos porque aunque sabes que son sólo sueños, que difícilmente se cumplirán, la sensación que eres capaz de transmitir con tu mirada, con la sonrisa que se produce en tu rostro al recrearte en esos deseos hechos realidad, basta para entender que vale la pena soñar, creer y luchar por hacer realidad esos pensamientos.
Hoy, sin embargo, es uno de esos días a los que yo llamo de tránsito, en los que te debates entre lo bueno y lo malo. Sirven para ir de la euforia a la tristeza o al revés, pasando por un estadio intermedio en el que te preparas para una cosa u otra. Estos días son muy importantes porque nos dan la oporturnidad, como en fin de año, de poder cambiar lo malo por lo bueno e intentar mantener, el máximo tiempo posible, la felicidad en nuestro rostro.
No hay que dejarse vencer por los malos pensamientos, por la negatividad o el pesimismo, porque hoy puede ser un gran día. Éste puede ser un gran año. Sólo tenemos que soñarlo y hacerlo realidad viviéndolo. Si nos encontramos en un momento de flaqueza, fáciles de vencer por el desánimo o la tristeza, debemos pararnos un instante, cerrar los ojos e imaginar que si algo falla hoy, mañana será otro día, igual de bueno que éste, para convertir en realidad nuestros anhelos. Paciencia y esperanza son las palabras claves.
Cuando comienza un año nuevo nos hacemos mil propósitos, que si dejar de fumar, hacer algo de ejercicio, acabar la carrera, adelgazar, lograr un empleo, tener un hijo..., este año sólo me he propuesto uno, ser feliz, o al menos intertarlo. Lo lograré poniendo en ello toda mi energía y ánimo, sin olvidar mantener la esperanza, fuente de renovación de ilusiones y capaz de todo.