A veces es mejor no pensar. Dejarse
llevar por el devenir de los acontecimientos diarios sin pararse a
reflexionar hacia dónde nos están llevando.
"Todo llega, y lo más importante nunca
se remedia", nos decimos.
A veces "es mejor hacerse el muerto en
el mar que nadar contra corriente", y así, mirando al cielo, con la
brisa dándonos en la cara, esperamos el momento adecuado para
zambullirnos hasta al fondo y agarrar con fuerza aquello que nos haga
salir a flote, nos autoconvencemos.
A veces sufrimos por nosotros mismos y
otras por los demás. Por aquellos que nos rodean y se empeñan en
sufrir. Por aquellos que no podemos ayudar o no se dejan.
A veces nos sentimos presos de nosotros
mismos, de nuestras circunstancias y decisiones, y otras veces nos
vemos atrapados en situaciones que nos tocan, nos ahogan, nos matan
incluso el alma, pero a las que debemos ser ajenos, nos replicamos una
vez más.
A veces nos despertamos y nos damos
cuenta que debemos quedarnos ahí, en ese segundo plano egoísta que
nos ayuda a olvidarnos del mundo que nos rodea y a seguir así, sin
pensar, sin sufrir, sin padecer.
A veces nos gustaría gritar y sólo
alcanzamos a gesticular el sonido, pero la mayoría de las veces no queremos saber
nada. Ni hoy ni mañana y quizás tampoco queramos saberlo nunca. Nos
sentimos atados de pies y manos, nos volvemos a repetir, y no queremos sentirnos culpables de
nuestra inactividad. Cerramos los ojos y, aunque la brisa del Levante
nos está azotando la cara queriendo despertarnos, seguimos ahí, en el mar,
haciéndonos los muertos.
¿Nos despertarnos? ¿O continuamos
mirando muertos?
#PAZ #Gaza